La historia de los materiales de laboratorio
La química que hoy en día es parte indispensable de nuestra sociedad, gracias a los adelantos tecnológicos que permiten que los profesionales de esta ciencia puedan conseguir grandes logros en aspectos tan importantes como la medicina, es parte de nosotros desde el origen de las civilizaciones.
La importancia de los materiales de laboratorio
El ser humano se caracteriza por su afán por querer ampliar su conocimiento y desde hace miles de años experimenta con diferentes materiales que le proporciona su entorno para conseguir diferentes fines. Naciendo así los orígenes de los materiales de laboratorio, definiendo sus inicios.
Desde la creación de tintes a partir diferentes elementos naturales o la fundición y aleación de distintos metales, el origen de la química basada en el ensayo y error hasta la obtención de la solución deseada no hubiera sido posible si esos precarios laboratorios de alquimista que fueron precursores de los que hoy conocemos.
La alquimia tan denostada en los últimos dos siglos, fue durante mucho tiempo la encargada de llevar a cabo las distintas pruebas y experimentos en estos curiosos laboratorios.
Estos espacios estaban llenos de elementos interesantes creados de forma específica y a una escala adecuada para la experimentación.
Para estos laboratorios alquimistas se crearon elementos de medición, hornos, crisoles y un sinfín de aparatos que eran parte imprescindible para la obtención de datos en aquellos experimentos.
Un buen elemento de medición era especialmente importante a la hora de realizar diferentes pruebas y el más habitual y se puede decir que imprescindible desde la antigüedad es la balanza.
Con presencia entre nosotros desde el antiguo Egipto, era un elemento obligado para la compra venta de los diferentes productos con los que comercializaban los pueblos de la antigüedad.
Aunque más rudimentarias que las actuales su mecánica era muy similar, las balanzas egipcias estaban formadas por un brazo que en sus dos extremos sostenía con cuerdas un plato, en uno de ellos colocaban el producto a pesar y en el otro diferentes pesas de valor concretado.
Materiales de laboratorio a lo largo de la historia
Los egipcios perfeccionaron su invento a lo largo de los siglos incluyendo a la original un plomo que nivelaba la balanza, incluso la característica aguja que certifica el equilibrio entre ambos platos de pesaje.
Los romanos también crearon su propio sistema de balanza, el que muchos recordaremos como “romana”, consistente en un brazo asimétrico provisto en un extremo, el corto, de un gancho donde sostener los productos a pesar y en el lado largo calibrado, donde se desplazaba una pesa hasta obtener el valor del pesaje.
Desde sus orígenes este ha sido un elemento que nos ha acompañado hasta nuestros días y que ha conseguido llegar a un altísimo nivel de precisión. Gracias a la microbalanza creada por el nobel Fritz Pregl que permite el pesaje de milésimas de miligramo, abrió las puertas del microanálisis moderno a primeros del pasado siglo.
Otro elemento fundamental que permitía a los alquimistas conocer la densidad y por tanto el peso de diferentes elementos, son los densímetros, invento que se atribuye a la filósofa egipcia Hipatia y entre ellos el areómetro, formado por un flotador y una varilla graduada adecuada al líquido utilizado, nos permite por la inmersión de un elemento en dicho líquido medir la densidad y otros parámetros de la muestra.
La medición como parte esencial para la investigación tiene en la volumetría su gran aliado. Imprescindibles en cualquier laboratorio han sido y siguen siendo, las probetas, pipetas y buretas.
Las probetas son cilindros calibrados de vidrio que nos proporcionan de forma rápida el volumen de un líquido, pero para una mayor precisión debemos recurrir a otros instrumentos como la pipeta, que nos permite la adición de líquidos con gran precisión gracias a que su tubo de vidrio acaba en forma cónica, o la bureta, que es un cilindro de vidrio con un grifo, originalmente de metal y posteriormente de vidrio.
En los últimos dos siglos la evolución de los laboratorios químicos sufren un gran adelanto gracias a otro de los instrumentos más significativos, el mechero de laboratorio. Este instrumento aprovecha el gas y permite el calentamiento, fusión o volatilización de muestras y sustancias.
Aunque se empleaban otro tipo de instrumentos para calentar muestras, el mechero de laboratorio conseguía con una menor perdida de calor enfocar la llama consiguiendo temperaturas no alcanzadas hasta el momento.
Los materiales de laboratorio en el avance industrial
Un instrumento que permitió gracias al calentamiento de diferentes elementos el descubrimiento de elementos como el Cesio y el Rubidio a mediados del S. XIX, entre otros.
Otro instrumento imprescindible en cualquier laboratorio, que aunque lo contemplamos como un elemento moderno está presente desde 1590, es el microscopio. Este instrumento permite observar objetos demasiado pequeños para el ojo humano.
La evolución de este instrumento ha sido significativa en función del avance de la óptica y las diferentes lupas que debían ser talladas a mano en origen y que conseguían un mayor grado de aumento, que posteriormente se incrementó por el uso de líquido como lupa, originalmente el agua y que a mediados del S. XIX con el intercambio de esa agua por aceite de cedro, que proporcionaba una óptica sin precedentes hasta entonces, consiguiendo aumentos de 2000.
A partir de ahí hubo que esperar hasta primeros del s. XX para una nueva revolución en este instrumento y por tanto en el mundo de la ciencia con la creación del microscopio electrónico, que ofrece 100000 aumentos.
Todos estos instrumentos han evolucionado para dar a los científicos de hoy herramientas que permitan el aumento del conocimiento que el ser humano busca desde el origen de la humanidad.