Técnicas y terapias para sentirse mejor
Una bañera de agua caliente con sales, velas y música. Un sofá lleno de almohadas, el ruido de las oleadas del mar y un buen libro. Son muchas las maneras cotidianas con que buscamos el bienestar. Pero hay propuestas más sofisticadas que garantizan un tiempo de dedicación a un mismo y de desconexión, en que el estrés y los problemas quedan aparcados.
Cuando menos por un rato. Los últimos años han surgido como tornillos después de la lluvia centras de spa urbanos y centros estéticos que incluyen en su oferta un amplio abanico de terapias y técnicas que persiguen establecer el equilibrio entre cuerpo y mente para lograr un estado de bienestar y relajación. Terapias de base natural y alternativas que tienen los masajes -en sus múltiples variedades- como referente.
Un masaje ya no es un lujo
Y es que hacerse un masaje ha dejado de ser un lujo. Por precios muy asequibles se puede disfrutar de un tiempo de abandono a manos expertas a partir de mil y una técnicas. Masajes con piedras calientes, con barros, con chocolate, etc., dan un tiempo de pausa al ritmo de vida que impone la sociedad de hoy. Muchas de las personas que viven en las grandes ciudades hacen muy poco trabajo físico y esta escasez de movimiento corporal tiene como resultado una serie de desequilibrios en el organismo. Además, el estrés y las emociones constantes aumentan la acumulación de toxinas. Como método para aliviar todos estos trastornos, los especialistas aconsejan hacerse un masaje de manera regular, y evitar así cansancio, dolor muscular, nerviosismo, estrés, insomnio, obesidad, artritis, artrosis, problemas de circulación sanguínea y asma.
De masajes hay de muchos tipos y han ido ganando terreno los que incorporan algún elemento que ayuda el masajista en su trabajo: masaje con bambú, con maderas exóticas, con piedras…
El poder curativo del aroma
La aromaterapia es el uso de plantas aromáticas y sus esencias. Los aceites que se obtienen de varias plantas (como geranio, canela, espliego, romero o manzanilla) se utilizan para la práctica terapéutica, y trabajan en tres niveles: bioquímico, energético y emocional. Al espliego, por ejemplo, se le atribuyen propiedades calmantes contra la ansiedad y el estrés. El romero favorece la concentración y el aceite de tomillo es eficaz contra los estados de tristeza.
El poder curativo de las plantas es también la premisa de otra terapia del bienestar: la fitoterapia. Es una terapia que recoge los efectos positivos de las plantas sobre los diferentes sistemas corporales. Estudia la utilización de las plantas medicinales y sus derivados con finalidad terapéutica.
Otro clásico en la investigación del bienestar son las flores de Bach. Una serie de esencias naturales utilizadas para tratar varias situaciones emocionales, las propiedades de las cuales descubrió, en 30, el médico y homeópata Edward Bach. Experimentó con varias flores silvestres de la región de Gales, en la Gran Bretaña, hasta encontrar 38 remedios naturales, cada uno con propiedades curativas para diferentes problemas emocionales. A estas 38 flores se las denominan flores de Bach. La teoría de Edward Bach era que si los conflictos emocionales no se resuelven acaban generando una enfermedad física. Y con las flores podía ayudar a equilibrar las emociones.
Reequilibrar el cuerpo
En este camino de investigación del bienestar, los últimos años ha cogido bastante la osteopatía, una disciplina terapéutica manual que trabaja a partir de la estructura del cuerpo, a través de la manipulación de los tejidos blandos (músculos, ligamentos, etc.) y las correcciones articulares. La terapia craniosacral, por ejemplo, es una técnica manual, muy sutil, que ayuda a restablecer los procesos naturales de reequilibre del cuerpo. El terapeuta detecta las zonas de bloqueo o inmovilidad que indican tensión y mal funcionamiento. Durante la sesión se liberan las tensiones, y el paciente consigue una relajación intensa que incrementa su vitalidad.